Según el portal web de The Independent, Grumpy Cat, el famoso gato convertido en meme de Internet, ha permitido embolsarse a sus dueños la friolera cifra de 100 millones de dólares en los últimos dos años.

Estas ganancias, que provienen básicamente del marketing y la publicidad, superan con creces lo que pueden ganar futbolistas profesionales como Cristina Ronaldo o Lionel Messi, para que nos hagamos una idea.

Según el artículo, la dueña de Grumpy Cat, una estadounidense de 28 años llamada  Tabatha Bundesen, pudo dimitir de su trabajo solo unos días después de la primera aparición y en estos momentos dispone incluso de un agente, gracias al cual han conseguido anuncios con Nestle y Purina. También la publicación de dos libros e incluso una película.

Es increíble como Internet es capaz de alzar a los altares de la gloria  a un simple gato con permanente cara de enfado.  Un análisis superficial del asunto podría llevar a la conclusión que este gato es otro de los elementos que hace que algunos consideren que estamos ante una nueva burbuja tecnológica. Sin embargo, una observación más detallada nos permitirá ver que Grumpy Cat ha credo una marca comercial en si misma edificada sobre su constante cara de disgusto.  Camisetas, llaveros, peluches, tazas, pegatinas, café. Todo un sinfín de productos a la venta cuyo punto diferencial, cuya única  ventaja competitiva, es la cara de un gato.

Podemos estar más o menos de acuerdo en el hecho de que un gato pueda llegar a conseguir esta atención desmesurada y ser capaz de convertirse en  una máquina de fabricar dinero para su dueño.  Lo que no podemos negar es la capacidad de Internet para transformar nuestra sociedad. Antes para crear una marca o conseguir la fama había  que realizar innumerables estudios, tener un equipo detrás y un regimiento de especialistas.  Hoy en día un cajero adolescente se convierte en ídolo de masas en un abrir y cerrar de ojos.

Y esto es solo la punta del iceberg. Internet está modificando profundamente nuestra sociedad.  Cambiando la forma en que nos comunicamos, la forma en que consumimos productos y cultura.  Haciendo evolucionar la educación a una nueva dimensión. Creando nuevos sectores económicos y matando a otros. Internet no es el futuro, es el presente.