Las pantallas puede que sean uno de los elementos electrónicos con los que más interactuamos a lo largo del día. Están presentes en nuestro smartphone, tablet, smartwatch, ordenador, incluso no es raro encontrarlas hoy en día hasta en las cafeteras. Pero siendo un elemento tan común y conocido, muchas de sus especificaciones son desconocidas por la mayoría de la gente. Es por ello que en esta guía quiero ayudaros a entender las características de una pantalla, en este caso centrándonos en las de smartphone, y en qué nos afecta cada uno de los parámetros.

Brillo

El primero y más obvio es el brillo de la pantalla. Como todos sabréis, las pantallas emiten luz, necesaria para que el contenido mostrado en la misma sea visible por el usuario. Sin esta iluminación no veríamos nada aunque tuviéramos un foco potente alumbrándonos. Esto es debido a que las pantallas actuales no reflejan la luz recibida, algo que sí hacen las de tinta electrónica, motivo por el cual puedes leer en un eReader sin necesidad de retroiluminación.

El valor de brillo emitido por las pantallas se mide en candelas por metro cuadrado o Nits, y podemos distinguir 2 valores de interés a la hora de comprobar las características de una pantalla. El valor de brillo mínimo, que en smartphones suele estar por debajo de 10 Nits, y el valor máximo que hoy en día puede sobrepasar los 600 en algunos terminales, aunque por encima de 400 ya es una valor aceptable. Si el brillo mínimo es demasiado alto puede molestarnos al usarlo por la noche o en zonas oscuras. Por otro lado, un brillo máximo por encima de 400 Nits nos asegura una buena visibilidad bajo la luz del Sol, mejorando cuanto más alto sea este valor. En la siguiente gráfica de Anandtech podéis ver los brillos máximos de algunos smartphones.

Brillo máximo smartphones

Contraste

El contraste es una de las características de una pantalla que más confunden a la gente. Por definición, el contraste es la relación entre la iluminación del color blanco y el negro. Se calcula dividiendo el valor en Nits del brillo del color blanco entre el del color negro, resultando un número que es el que vemos normalmente dividido entre 1. El valor del contraste puede variar dependiendo del nivel de brillo que establezcamos a la pantalla.

Con todo lo anterior podemos deducir que cuanto mayor sea la diferencia entre el brillo del color blanco y el negro, mejor será el contraste de una pantalla. Por lo que nuestro objetivo sería obtener un contraste infinito. Esto es lo que intentan conseguir las pantallas AMOLED apagando los píxeles en color negro, pero debido al reflejo de la luz externa no llega a ser infinito, aunque sí mucho superior a las LCD.

En la imagen superior podéis observar las diferencias entre una imagen con alto contraste a la izquierda y una con poco contraste a la derecha. Eso es lo que notaríais al ver una misma imagen en pantallas con distintos contrastes.

Saturación

Seguro que este es uno de los parámetros que mejor conocéis. Estamos cansados de escuchar que las pantallas AMOLED saturan mucho los colores, y esto lo notamos en unos colores más vivos y llamativos. La saturación indica la intensidad de los colores mostrados en la pantalla, por lo que cuanto mayor sea, observaremos colores más fuertes.

Normalmente los fabricantes optan por una pantalla más saturada, pese a que la representación de los colores es menos realista, ya que la sensación percibida por los usuarios es mejor de esta forma. Además, muchos dispositivos permiten seleccionar un perfil de color sRGB desde los ajustes de desarrollador. De esta forma la pantalla representa colores de forma más realista.

Temperatura de color

La temperatura de color tiene un significado técnico bastante complejo, pero entender sus efectos en las pantallas es muy sencillo. Lo que notaremos dependiendo de su valor es que la pantalla tendrá un tono más azulado o amarillento, sobre todo apreciable visualizando colores blancos. El valor de este parámetro se mide en Kelvin y se toma como referencia 6504K por dar el color blanco más neutro.

Temperatura de color

Pero cada fabricante tiene su propio estándar y elige qué valor de temperatura de color tienen sus pantallas. Por tanto, en el mercado tenemos dispositivos con pantallas que van desde los 6000K hasta más de 9000K. En la siguiente tabla de Anandtech podemos observar como, por ejemplo, los Huawei suelen optar por una temperatura de color más fría, dando como resultado pantallas con tonos más azulados. Por otro lado, los iPhone, Samsung y los Pixel de Google optan por un valor más cercano al valor objetivo.

Tasa de refresco

Antes de empezar hay que dejar claro una cosa. La tasa de refresco se mide en Hertz y representa el número de veces por segundo que se actualiza la pantalla. Por otro lado tenemos los fotogramas por segundo o FPS, que representa el número de imágenes por segundo que el procesador gráfico es capaz de generar para mostrar por la pantalla. Por tanto, aunque nuestro dispositivo sea capaz de generar más FPS, sólo se mostrarán los que la tasa de refresco de la pantalla permita.

Siempre se ha dicho que el ojo humano no puede apreciar más de 30 FPS, pero esto es totalmente falso y los jugadores de PC pueden confirmarlo. Lo que notaremos es una mayor fluidez en las animaciones cuanto mayor sea la tasa de refresco y los FPS, ofreciendo una mejor experiencia tanto en juegos como en cualquier tarea que muestre imágenes en movimiento. El nuevo iPad Pro y su pantalla con tasa de refresco de 120 Hz es el mejor ejemplo de que la frecuencia es importante y que se nota la diferencia por encima de 30 FPS.

Resolución, relación de aspecto y densidad

Empezando con la resolución, este parámetro indica el número de píxeles que forman la pantalla. Usualmente suele expresarse como la multiplicación de los píxeles horizontales por los verticales, pero también hay nombres para las resoluciones típicas que podéis encontrar en la siguiente tabla.

Hoy en día hay multitud de resoluciones distintas que, en la mayoría de casos, difieren de las típicas en la resolución horizontal. Estas suelen adoptar el nombre de la resolución típica más cercana. Podéis consultar la lista completa de nombres en Wikipedia.

Por otro lado, la relación de aspecto es la proporción entre el ancho y la altura de la pantalla. Cuanto mayor es la diferencia entre estas dos dimensiones, se dice que es más panorámica. Las más comunes son 4:3, que se corresponde con las televisiones y monitores antiguos, y 16:9 o resolución panorámica, pero existen muchas más.

Finalmente tenemos la densidad de píxeles, que depende tanto de la resolución como del tamaño físico de la pantalla. Se mide en píxeles por pulgada (PPI en inglés) y representa el número de puntos que hay contenidos en una pulgada de la pantalla. Cuanto mayor sea la densidad, mejor calidad y más nítidas se verán las imágenes. Y para aumentar esa densidad, lo que necesitamos es aumentar la resolución o reducir el tamaño de la pantalla.

Subpíxeles de una pantalla

Cada conjunto de 3 subpíxeles (verde, rojo y azul) forma un píxel

Ángulos de visión

Los ángulos de visión representan la calidad de la imagen observada en la pantalla desde un ángulo determinado. Se miden calculando el contraste para el ángulo que se quiera definir. Este parámetro depende del tipo de panel y de las capas que hay por encima de los píxeles. A modo de resumen, las pantallas IPS y AMOLED ofrecen mejores ángulos de visión que las antiguas TN. Pero esto lo dejamos para otro artículo más adelante.

Y con esto terminamos, ahora ya conocéis las características de una pantalla y podréis elegir mejor cuando vayáis a comprar un móvil, monitor o televisión. Espero haberlo explicado de forma sencilla, pero si tenéis cualquier duda podéis dejar un comentario e intentaré resolverla.