Es indudable, el género MOBA nos ha cautivado desde sus inicios. Los Multiplayer Online Battle Arena son juegos cargados de acción , estrategia y variedad de maneras de jugar. Estos juegos están proliferando en un mercado cada vez más extenso.

A principios de este año la revista Forbes publicaba una cifra impresionante. El famoso League of Legends de Riot alcanza la escandalosa cifra de 27 millones de jugadores diarios y 67 millones mensuales. Su más directa competencia , el DOTA 2 de Valve, llega “solamente” a los 6,5 millones mensuales, siendo estas cifras de 2013.

Esta gran afluencia de jugadores no ha pasado por alto a nadie y como era de esperar surgen muchas compañías esperando hacerse con un pedacito de esta mina de oro. Para aquellos que no conozcan el género, los MOBA se basan en utilizar tácticas de equipo para ir tomando objetivos, destruyendo torretas y arrasando las líneas hasta la base enemiga, la cual trataremos de destruir. Este sencillo objetivo da lugar a partidas en las cuales cada decisión puede ser crucial y los errores pocas veces perdonan. En un MOBA cada partida es diferente y trepidante, y los jugadores lo han recompensado con creces.

League of Legends es actualmente el mayor referente  en este aspecto, respaldado por una base de jugadores de grandes proporciones que además sigue de manera bastante activa el ámbito competitivo. Pero cada vez más la gente busca huir de la comunidad, la cual a pesar de ser una de las más activas en el ámbito creativo, es famosa por ser una de las comunidades más tóxicas  de la actualidad.

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Así pues, muchas de las nuevas generaciones de MOBAs buscan remover las causas de esta toxicidad y fomentar la colaboración y el juego en equipo. Esto es algo que han logrado de una manera remarcable los desarrolladores de S2 Games, conocidos por su Moba Heroes of Newerth. Su nuevo MOBA, Strife, utiliza una estética llena de color y de formas estilizadas para confirmar el ambiente más casual del que se pretende dotar al juego, cambiando un poco las reglas del juego mediante un sistema de personalización bastante profundo y un sistema de mascotas que llama la atención y satisfará la necesidad de complejidad de jugadores mas hardcore.

Blizzard mismo ya ha desarrollado una beta que se halla en fase de pruebas de su juego Heroes of the Storm, que reunirá a personajes de sus mayores franquicias en un juego que promete y mucho, intentando también remover la toxicidad de la comunidad y dotándose de un aire casual. Su enfoque a la consecución de objetivos, el sistema de nivel, compartido por todos los componentes del equipo, y la inexistencia de una mecánica de oro, sustituida por una mecánica de talentos obtenidos al subir de nivel, representa una apuesta arriesgada y en gran parte un soplo de aire fresco a la dinámica tradicional.

En el otro lado de la balanza hallamos juegos como Sins of a Dark Age, de estetica y lore mucho mas oscuros y con una orientacion mucho menos casual al propio juego. Disponible en Steam en Early Access, este MOBA ofrece una experiencia interesante al añadir eventos PVE a las partidas que fuerzan a ambos equipos a enfrentarse por la promesa de ventajas sobre sus adversarios.

De una estetica parecida hace gala el Early Access de Deadbreed que, llevando la premisa de la personalizacion al extremo,  promete ser la delicia de algunos jugadores mas hardcore.

Entre medias de ambos extremos hallamos a los dioses de incontables religiones congregados en una lucha épica en Smite, en poco disponible para XBOX ONE, a los heroes de los comics DC dandose caña en la Open Beta del Infinite Crisis o a personajes sacados de los cuentos de hadas y de la historia popular en Arena of Fate.

Esto es solo el principio.  La creciente cantidad de MOBAs esperemos que diversifique un poco la experiencia y le dote de un mejor ambiente, que es el único fallo que veo a los grandes dueños del mercado actual, su comunidad. Pero dejándome llevar un poco por el cinismo optaré por decir que la gente no cambia,aunque soñar es gratis ,¿no?

¿Qué opináis, cuál será el nuevo gran MOBA?

 

Fuentes | IGN | Revista Forbes