En los últimos meses se está hablando bastante sobre la carga inalámbrica de dispositivos, conocida por el estándar Qi, más concretamente en los smartphones. Pero, ¿nos ofrece alguna ventaja con respecto al tradicional cable? Viendo cómo hay que usarlo, no nos ofrece más ventajas notables que la de la propia comodidad. Dejar el teléfono móvil en la mesilla de turno y se acabó. No necesitamos conectar ningún cable, ¿o sí? Esa base de carga tiene que ir conectada a un enchufe. Pero bueno, la opción más factible es dejarlo de continuo conectado para así, al llegar a casa, dejar el móvil cargando y te olvidas de más.

Hasta aquí todo muy bien y muy cómodo pero, ¿dónde veo yo el mayor problema? En la interrupción de la carga. El smartphone tiene que estar en contacto con la base, aunque con la nueva versión 1.2 de carga inalámbrica Qi, el dispositivo puede estar despegado hasta a una distancia de 45 mm. ¿Qué inconveniente tiene esto? Que cada vez que queramos usar el móvil, se va a interrumpir la carga. Simplemente con el propio hueco que dejan las manos al coger el móvil de la mesilla, ya superamos esos 45 mm de espacio.

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Muchos de nosotros cargamos el móvil al final del día, cuando nos vamos a acostar, usando el móvil en la cama durante un rato estando éste cargando. Con esta carga inalámbrica no podríamos hacer uso del móvil sin interrumpir la carga, por lo que, ¿de qué nos sirve? ¿para qué quiero un móvil con carga inalámbrica si no voy a poder utilizarle mientras se carga?

Tiene pinta de que se han precipitado mucho en implementar esta tecnología en móviles y que le queda mucho por madurar, sobre todo en el tema de la distancia. Parece más estrategia de marketing que funcionalidad. Lo que sería realmente inalámbrico es poder pasearse por toda la habitación u oficina sin necesidad de cables y que el móvil se cargara. O al menos poder estar a un metro o metro y medio de distancia del emisor. Así que, hasta que eso sea posible, yo seguiré apostando por el tradicional cable.

Hace 5 años, la marca de televisores Haier, presentó un televisor totalmente inalámbrico, con carga por inducción por resonancia magnética, que le permitía recibir la corriente sin necesidad de estar pegado al receptor. 5 años y todavía no ha evolucionado lo suficiente este tipo de tecnología, pero ya no los implantan como una súper novedad. Es más, smartphones que por sí solos no disponen de carga inalámbrica, nos veríamos obligados a comprar una funda especial para poder cargarlo con esta tecnología, llegando a desembolsar hasta la cantidad de ¡70 euros! por dicha funda más la base de carga. “El móvil tiene la opción pero, eso sí, te tienes que comprar nuestra fundita y el dock para que lo puedas usar”. Lo que demuestra que, a día de hoy, no es más que una estrategia comercial.

Algunos móviles que permiten carga inalámbrica de serie sin tener que incluir una funda son:

  • HTC Droid DNA
  • LG Optimus F5/Lucid2
  • Nexus 4/5/6
  • Nokia Lumia 810/822/920/928/1520/Icon
  • Motorola Droid Maxx/Droid Mini

Para mí que se han dejado este tema en el tintero, el mismo tintero en el que están todos esos tipos de batería que se llevan presentando desde hace un par de años a base de orina, hidrógeno, grafeno etc, que nos auguraban unos tiempos increíbles de duración. En general no hay grandes avances y… Algo hay que vender.

Como dato curioso, ninguna variante de Sony Xperia Z, tablets incluidas, dispone de carga inalámbrica, pero sí tienen unos conectores magnéticos que, en contacto con los nodos de un dock que nos vende Sony por separado, nos permite cargar nuestro dispositivo de la misma forma que si tuviéramos la carga inalámbrica de la que disponen otros terminales. Además, ofreciéndonos un mejor uso al no estar el dispositivo tumbado, sino en horizontal, y así mismo la posibilidad de que el dock lleve altavoces y NFC, ideal para ver películas o escuchar música.

Y vosotros, ¿cómo veis a día de hoy el tema de la carga inalámbrica? Yo, hasta que no avance más, me quedo con el cable de toda la vida.